Flor

En enero de 2006 apareció por casa una mujer que vivía cerca de nosotras. Tenía una camada de perritos mestizos que había recogido cuando mataron a sus padres, según ella "pitibull" y ratonero andaluz. quería que nos quedáramos uno pues ella no los podía mantener. Nos negamos pues con Pizca ya teníamos todo lo que deseábamos. Un tiempo después volvió a aparecer con la misma petición, si no recogíamos algun perrito tendría que matar a los que le quedaban por colocar. No sé qué pasó por mi cabeza entonces, siempre he sido temerosa de lo desconocido y adoptar otro perro podría ser traumático, una complicación o vaya Ud. a saber qué. Pensé que así Pizca tendría un compañero para jugar, alguien que le hiciera compañía si la teníamos que dejar sola... por lo que me decidí y mandé a mi hija a casa de la mujer para que eligiera a la perrita que le pareciera mejor y se la trajese a casa. Al rato apareció caminado por el sendero y una pequeña perrita blanca y negra venía caminando detrás de ella. Cuando llegó hasta mí la cogí en brazos, (no me pareció especialmente hermosa), y le dije "Ya estás en casa". Mi hija me contó que en aquel lugar había unos cuantos cachorros como ella, rodeados de suciedad, bolitas de pienso grandes de perro adulto y un cacharro con agua sucia. Eligió a la perrita en mejor estado y le dijo "vente conmigo", y la perrita echó a andar en pos de ella.

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